Pensaba ser prudente. No quiero comprometerla. La llamaré…después para aclarar qué hacía en el escenario bailando. En facebook tengo todavía una foto del día de campo con Osiris, junto con las de ese día en Oaxtepec, pero no quiería decir, ella fue uno de los momentos cumbres de mis encuentros casuales. La foto es buena para ser poster de taller de los 80s. Ella nos mira al frente con sus grandes pechos, el pelo recogido, dejando a descubierto orejas enormes, que me hacen pensar que cuando chamaca debió traerlas sujetas agujetas de color de rosa; los pómulos salientes, la nariz pequeña , y abajo… sus labios maravillosos, y carnudos. La contemplación de esta foto me producía una temperatura, que iba convirtiéndose en algo personal y que terminaba pronto en mi recámar. La llamaré Prisila. No, Osiris no. Alejandra, tampoco. La llamaré ella.
Esto sucedió hace mucho. Era más joven. Iba por las calles de Santafé en los días cercanos a la quincena, con mis libros y laptop. Era una día brillante. De ella no sabía de mi desde hace tiempo, mientras trabajaba entre la multitud del Starbucks, alguien me puso una mano en el hombro. “Fuuuutre”, me dijo el Archu. Ah, inchi cabrón la que sustazo! Nos conocemos desde que competíamos por alcanzar la mayor altura orinando en el mijitorio de la escuela. Me voy a la despedida de Omar, en el Foxys sobre Thiers. No dudé en dejar lo que tenía que hacer, cerré la computadora y nos fuimos.
Unos días antes cuando mi novia actual, Romina y yo ibamos en el el asiento trasero del coche del Lic (novio/parejo de la mamá), yo le ponía una mano en la falda y la besaba mientras su mamá iba al frente y el Lic manejaba. Entonces descubrí que su mamá nos observaba. Me dirigí hacia la mamá, le puse una mano en la garganta y la besé también. Ah no. Eso nunca pasó. Después de eso, llegamos los cuatro al restaurante muy contentos al China Girl. En la mesa, puse mi mano sobre la suya y la apreté hasta que noté que se le torcían sus dedos; su mamá divorciada,y con hijos grandes viviendo con ella, decía que yo debdía aprovechar la oportunidad de años antes en iniciar un negocio y que no la había aprovechado. Hacía el esfuerzo antes dichos comentarios de moderar mis impulsos primarios y nunca levanté la voz o intenté nada más en mi defensa. Salimos del China Girl y fuimos caminando por la alameda, entre estatuas , hasta su camioneta, que estaba lejos. Ahora ella me tomó el dedo de en medio, me rascó la palma, hasta que tuve que meter mi otra mano en el pantalón, en un intento de aplacar mis pasiones. Ya llegamos al auto, y mientras ella se subía atrás, comprendí que años no disfrutaba, su boca maravillosa y sus nalgas paradas y bien desarrolladas, sino de muy buenas comidas. Me fueron a dejar al Starbucks para que trabajara. Seguimos en el coche, ella y yo como si estuvieramos solos y yo le susurraba lo que pensaba hacer con ella y ella me dijo lo que pensaba hacer conmigo. Me acerqué a ella y me advirtió que estaba sudorosa. “No importa, no importa.” Le dije besandola. Y si mportaba. Se distrajo el Lic hasta que chocamos con la banqueta de la Ibero. Me bajé y caminé enfrente
Antes de que llegara el Archu ya pensaba en Osiris. Solo recuerdo que le decía en la casa de Oaxtepec después de pasar la noche juntos. “¿Te veré?” “No creo.” “Adiós, entonces.” “Adiós.” Ella desapareció en Insurgentes por donde trabajaba, en su automóvil y yo me fui a mi oficina, en donde estuve tomando café pensando sobre la inmortalidad del cangrejo.
Entré en el foyer del Foxys con la cabeza abajo con pena de entrar. Lo primero que distinguí, dentro de aquel mar de sillas y gente, como Venus saliendo de la concha… fue a ella. Se le había acercado a Omar sonriendo , y le había dicho: “Invítame una copa”; y se quedó. Los amigos del Omar eran más bien conocidos. El Archu y yo, ibamos de agregados culturales, y pues Omar competía con nosotros en el baño del Kipling, charolastras pues.
¡¿Qué es concupiscencia de la carne?! Refugio de los pecadores, consuelo de los afligidos, alivio de los enfermos sexuales, la diversión de los ricos, esparcimiento de los casados, lujo de los pobres. ¡Gracias, Señor, por habernos concedido el uso de los tables a temprana edad, que hacían más que palatable a mujeres bellas en la difícil Ciudad de México! Si me hubieran puesto en Sonora antes, chingao!
No puedo creer como había olvidado a Osiris, dejó a Omar para irse a bailar al escenario. Le dije al Archu: "se me hace conocida". Aquél le dijo a los amigos de Omar. Estuve absorto durante 10 minutos que duró la canción, ya saben cual? Gracias Axel Rose. Admirando cada una de las partes de su cuerpo y comprendiendo por primera vez la esencia del arte a que se dedicaba. Cuando hubo terminado, se bajó del escenario para volver con Omar y la reconocí, mirándome con el escándalo del Foxys; imaginé como me tomaba del brazo de una manera tímida, y se sentaba en mis piernas. Antes de llegar con Omar, para seguir tomando la copa de $1,500, me miró y siguí de frente a la calle. Los amigos de Omar me reclamaron que la había mosqueado. Supongo que se habrá conmovido cuando me vio sentado en la mesa, porque si algún día la veía un conocido bailar (o cometer el pecado de exponer su arte y cuerpo), huiría. No tenía idea si hablarle a su primo para contarle que había visto a Osiris. Después de haberla dejado el padre de Juanito dejamos de convivir. Nunca pensé que me vería como alguien a quien amaría a pesar de que yo hubiera sido un novio espectacular, comprometido y cariñoso. A ella le gustaba la vida intensa. Decidí ir tras ella. No la encontré y me fui después de enviar un mensaje al Archu para que pagara mi parte de la cubeta.
Años más tarde, caminando por la calle de Thiers pasó el primo de Osiris, quien en otra época pudo bien haber sido el Amor de mi Vida, y desapareció. Me puse a pensar en cómo estaría vestida en el Foxys y luego se me ocurrió otros iban a tenerla en sus brazos, desvestida…
Entonces, caminando por la calle de Thiers, y desapareció. Me tuve que ponerme una mano sobre la cara, el primo venía mirando hacia el mí. Solté la carcajada. Estuve riéndome hasta que me saludó y no tardé en preguntarle cómo seguía Osiris, platicamos un rato y por fin de x, la acompañé a donde lo esperaba su vieja para ir al cine. Me dijo que ella, divorciada y sus hijo, se habían ido a vivir a otra colonia cerca de mi casa. Antes de llegar con su vieja le dije: "imagínate que a un amigo le vieron a su vieja bailando en un antro". Y me miró, riéndose el cabrón. Me dice: "Osiris, no sabes cuantas veces me dijo que fueramos a verla bailar". Le respondí: "N veces estuve apunto de hablarte para acusarla. Pero pues era su forma de traer sustento a la casa, a su hijo, hasta a ti inchi mantenido". Me dijo que le hablara y se despidió después de enviarme el whatsapp de Ella.
Fui a verla. Su niño, tenía complejo de Edipo, me miraba enojado cada vez que me acercaba a ella, susurraba: “¡Es mía!”. Y luego, irritante, le le abrió la camisa y metió ambas manos para jugar con los pechos de su mamá, que me miraba muy sonriente. Al cabo de un rato de martirio, se fue el cabroncito y ella y yo nos fuimos a la cocina, para hacer más café. Cuando ella abrió el refrigerador, empecé mi primera ofensiva, poco prometedora, por cierto, cuando llegó el primo. Por fin estuvo el café. Nos sentamos los tres a la mesa, cenamos y cuando tomábamos el café, sonó el teléfono. Le pregunté porque estaba bailando si no era suficiente la chamba del Infonavit. Entonces regresó el primo y me explicó que se había metido a apostar y debía mucha lana. Osiris lo vía como su hermano de México, me dijo: “Espérate” y me llevó a la sala. Y ella bailó y bailó. Pasaron tres horas sin que el primo se apareciera, ni ella se cansara, ni yo me atrevía a cuestionarle nada.
Hubiera , quizá, regresar al día siguiente a terminar el reclamo, o al siguiente del siguiente o cualquiera de otro día. Pero, por una razón u otra nunca debía pensar cómo sacarla de eso que no podía dejar, como les había dado una vida más acomodada sugerirle que dejara de bailar no tenía sentido, para ella.